Martin Baturina, reflejo del '10' croata
La factoría inagotable de talento croata en el Dinamo de Zagreb parecen tener una fijación con el mediapunta, de donde han salido talentos como el de Modric, Madjer o, ahora, Baturina.
La práctica de una habilidad suele traducirse, con el paso del tiempo, en una mejora clara con respecto al manejo que teníamos antes de empezar a practicar. En el caso del Dinamo Zagreb, cuya práctica se podría decir que comenzó en 1912, cuando el club fue fundado, la práctica le ha valido sacar algunos de los más grandes talentos del fútbol yugoslavo y croata a lo largo de su existencia. De los noventa hasta hoy, además, se ha convertido en una fábrica de talentos específicos en la posición de enganche o ‘10’, un rol continuamente puesto en entredicho y, según muchas voces, en extinción. El equipo croata y Martin Baturina quieren hacer caer esta visión.
Tras los Boban, Modric o Majer, parece poder llegar el pequeño de los Baturina. Una familia croata, procedente de la ciudad de Split, completamente invadida por el fútbol. El padre, Mate, es entrenador en el NK Primorac Stobrec, ex filial del gran Hadjuk Split, que compite en quinta categoría de Croacia. El hermano mayor de Martin, Roko, en el Racing de Santander, compite en segunda española y se está ganando el cariño de los aficionados del equipo cántabro. Incluso el primo de Martin y Roko y sobrino de Mate, Mateo Baturina, juega al fútbol en la quinta división de suiza. Un recorrido familiar que demuestra que el balompié es una parte importante dentro de esta familia croata.
“Su mejor virtud nace en la capacidad para construir esas oportunidades para el equipo, siendo un jugador estéticamente llamativo y con facilidad para elegir la opción correcta a la hora de atacar”
Pero hoy es Martin el que copa las portadas. Jugador pequeño, de apenas 1.72 metros, con físico de apariencia ligera y mirada despierta. Su movimiento por el campo puede no despertar demasiado la atención hasta el que balón no le llega, pero sigue creciendo en la lectura de los movimientos y de las jugadas alrededor de su demarcación, así como su esfuerzo defensivo en jugadas de presión en campo contrario. Pero lo suyo es el roce con la pelota. Diestro y con un pie envidiable a la hora de entregar el esférico, la estética de su entrega de balón rivaliza con el tiralíneas que funciona dentro de su cabeza. Con aparente facilidad, el croata sintoniza la jugada con su pie para enlazar pases que supongan, en pocos movimientos, un riesgo para el rival.
Su mejor virtud nace en la capacidad para construir esas oportunidades para el equipo, siendo un jugador estéticamente llamativo y con facilidad para elegir la opción correcta a la hora de atacar, bien sea con un desmarque para tratar de intervenir en la finalización o para encontrar la vía para la asistencia a un compañero. con una capacidad de regate elegantísima y la inteligencia y la agilidad suficientes para deshacerse de rivales hábilmente, a Martin sólo se le puede pedir que pula algunas de sus características de juego para crecer aún más como futbolista. Adquirir más confianza y soltura para utilizar ambas piernas, así como para atreverse más a menudo al disparo desde lejos, pueden convertir a Baturina en un jugador mucho más completo e interesante de lo que ya de por sí, por habilidad e instinto, ya es.
Con apenas veinte años ya ha convencido con su juego a dos entrenadores esta temporada en el Dinamo Zagreb, primero al anterior, Ante Čačić, más tarde al actual, Igor Bišćan. Su rol no deja de crecer en peso e importancia en un conjunto acostumbrado a mirar al ‘10’ para resolver entuertos. Hoy, el Dinamo Zagreb vive como líder en la 1.HNL croata, con diez puntos de margen sobre su perseguidor, el Hadjuk Split en el que Martin Baturina comenzó su andadura en el fútbol, pasando con catorce años a las categorías inferiores de su club actual.
Su debut en Champions League no tuvo la brillantez esperada por el devenir del equipo en la fase de grupos, pero le sirvió para saborear el ambiente de las noches europeas y visualizar el futuro que le puede augurar si sique por el camino que parece haber tomado a través de su visión de juego, calidad y profesionalidad dentro de uno de los grandes clubes del fútbol europeo. Más allá de lo que puede suponerle a un muchacho de veinte años dar un salto futuro a ligas más exigentes, Martin Baturina parece destinado a mucho más y sigue concentrado en ser clave hoy en los éxitos del Dinamo Zagreb antes de que algún equipo apueste fuerte por él. Pocas dudas hay de que el conjunto de la capital ha vuelto a encontrar un ‘10’ a la altura de lo habitual.